Clásicamente se describe un patrón evolutivo que se inicia con una actividad voluntaria, de uso social o
recreativo y que en su inicio prevalece el efecto positivo y placentero.
En algunas personas, paulatinamente la motivación del consumo va cambiando y la persona pasa de consumir
con el deseo de experimentar placer a hacerlo para evitar el malestar.
Este proceso suele llevar aparejado un aumento de la intensidad de la dosis y de la frecuencia de
consumo.