Efectos a largo plazo
La cocaína es excesivamente adictiva; al consumirla de manera frecuente, el cerebro se adapta a sus efectos y comienza a desarrollar
resistencia, en consecuencia, la persona consumidora necesitará dosis mayores y/o consumirla de manera más
frecuente. Los síntomas que se desarrollan con el consumo crónico de la sustancia son: irritabilidad, inquietud, psicosis paranoica, “pierden el sentido de la realidad”, alucinaciones auditivas, se pierde el sentido del olfato (inhalación crónica de la la Erythrosylum coca), así mismo, hemorragias nasales, irritación y salida de secreción nasal; la pérdida del apetito se vuelve crónica produciendo malnutrición y pérdida severa del peso.