Otros efectos del consumo crónico son:
Disminución del umbral del dolor, esto es, que aumenta la sensación de los estímulos dolorosos, en
ocasiones se detecta un dolor desproporcionado al estímulo que solo se calma con el uso de más opioides.
Aumento del riesgo de infartos cardiacos y cerebrales.
En las personas usuarias de heroína existe un factor de riesgo adicional ya que al aplicarse con jeringas es
frecuente que se infecten con virus del VIH o de la hepatitis.